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La equinoterapia es una terapia de rehabilitación que utiliza la interacción con los caballos para beneficiar a las personas en diferentes aspectos. A través de la transmisión del patrón de marcha, la transmisión del calor corporal y la transmisión de impulsos rítmicos a nivel de cintura pélvica, los caballos tienen efectos terapéuticos en el cuerpo humano.
En la transmisión del patrón de marcha, es importante que los caballos se desplacen por diagonales, ya que esto se asemeja al desplazamiento de la marcha humana. Por otro lado, la transmisión de impulsos rítmicos a nivel de cintura pélvica requiere una buena alineación tanto del terapeuta como del paciente para que se transmitan los impulsos rítmicos que estimulan el equilibrio.
Por otro lado, la transmisión del calor corporal es un beneficio adicional de la equinoterapia, ya que los caballos tienen una temperatura corporal ligeramente más alta que la de los seres humanos. El movimiento del caballo durante la terapia libera calor y ayuda a relajar los músculos y las áreas motoras del cuerpo. Este efecto se asemeja al uso de compresas calientes en un consultorio para relajar los músculos.
La equinoterapia es especialmente beneficiosa para personas con dificultades para caminar, ya que el patrón de marcha transmitido por el caballo ayuda a grabar movimientos en el cerebro que pueden estar alterados debido a diferentes condiciones médicas. Esto incluye a personas con tono muscular alto o bajo, lesiones que afectan el caminar y otros trastornos motores.
Desde que comencé a practicar la equinoterapia hace 20 años, he presenciado numerosos casos de éxito. Uno de ellos fue el de Santiago, un niño de cinco años que fue enviado a mí por un fisioterapeuta. El niño tenía todas las condiciones para poder caminar, pero no había logrado hacerlo a pesar de diferentes terapias. Después de seis meses de equinoterapia, pudo dar sus primeros pasos, lo cual fue un logro significativo.
Además de los beneficios físicos, la equinoterapia también tiene un impacto emocional en los pacientes. He presenciado cómo niños con enfermedades graves, como cáncer, han encontrado en la equinoterapia una fuente de alegría y motivación para enfrentar sus tratamientos. Montar a caballo les permite sentirse libres y felices, lo cual puede marcar la diferencia en su proceso de recuperación.
En mi experiencia, la confianza y el apoyo de la familia también juegan un papel fundamental en el éxito de la equinoterapia. Cuando los padres y los familiares creen en las capacidades de sus hijos y los ven progresar, se abren puertas y se generan nuevas oportunidades para su desarrollo.
La equinoterapia ha sido una experiencia transformadora tanto para mí como para mis pacientes. Cada día me llena de satisfacción ver cómo el trabajo con los caballos mejora la calidad de vida de las personas. A través del patrón de marcha, la transmisión de calor corporal y los impulsos rítmicos, los caballos nos brindan un camino para sanar y fortalecernos tanto física como emocionalmente.
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