Elegancia y Brio: El Caballo Costarricense de Paso

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El caballo costarricense de paso es un animal elegante y con un porte impresionante. Su caminar estilizado y su inteligencia lo hacen destacar en el mundo equino. Descendiente de los caballos españoles y peruanos, este caballo ha dejado su marca en la historia de Costa Rica.

A lo largo de más de 50 años, el criadero de caballos de Calán ha sido testigo de innumerables alegrías y aprendizajes. Trofeos, medallas y reconocimientos abundan en un salón colorido, lleno de recuerdos y fotos que cuentan la historia del criadero. Calán ha participado en ferias nacionales, regionales e incluso centroamericanas, ganando premios como mejor creador y mejor expositor.

Desde su infancia, Calán tuvo una cercanía especial con los animales, especialmente los de especies menores. Aunque no provenía de una familia caballista y no había heredado ningún caballo, siempre sintió una pasión vehemente por los equinos. A los 10 o 11 años, intentó criar una cría de caballo costarricense de paso con una de las yeguas de su padre. A pesar de los obstáculos y sacrificios que implicaba, Calán nunca pudo frenar su amor por los caballos.

Con el tiempo, Calán logró tener su propio criadero y comenzó a criar caballos de paso. Uno de los primeros sementales que adquirió fue Gitano, cuya genética todavía se encuentra en muchos de los animales del criadero. Gracias al apoyo de su familia, Calán ha podido dedicarse a esta actividad que le produce tantas satisfacciones.

El caballo costarricense de paso tiene su origen en la época de la conquista española, cuando era utilizado como medio de transporte y vehículo de guerra. Aunque ingresó al país por la provincia de Guanacaste, fue en Cartago y el Valle Central donde se arraigó la cría de caballos. Allí fueron destinados al trabajo agrícola y al transporte entre pueblos.

Con el paso del tiempo y la influencia de los caballos peruanos, el criadero de Calán comenzó a destacar por sus animales con buen tamaño, conformación y brillo. Con cruces cuidadosamente seleccionados, se logró mejorar la calidad de los caballos de paso costarricenses. Además, se introdujo un poco de sangre andaluza en el criadero, lo que aumentó el prestigio y nivel de los caballos.

La Asociación de Criadores de Caballo Costarricense de Paso se formó hace casi 50 años y desde entonces ha promovido y preservado esta raza. En el criadero de Calán se pueden encontrar diferentes sementales que destacan por sus características deseables. Uno de ellos es Glacial, un caballo de 18 años con un porte imponente y un color único.

Además de su apariencia física, lo que distingue a los caballos de paso costarricenses es su andar. A diferencia del trote, este caballo tiene un paso suelto y flotante que se diferencia por la silla. Este tipo de andar se seleccionó específicamente para la raza costarricense de paso.

En el criadero de Calán, se le da una gran importancia al bienestar y cuidado de los animales. Se aseguran de que estén en buena condición física y que reciban una alimentación adecuada. También se les brinda un manejo respetuoso y se busca establecer un vínculo de confianza y nobleza. Calán destaca la importancia de tratar a los caballos con amor, paciencia y dedicación.

En el criadero también se enseña a los potrillos a familiarizarse con el mecate, asegurándose de que el proceso sea respetuoso y sin maltrato. Se utiliza a la madre para que el potrillo aprenda y se sienta seguro.

Calán, apasionado de los caballos desde temprana edad, ha dedicado su vida a esta actividad. Con estudios en producción animal y una vasta experiencia, continúa aprendiendo y capacitándose para mejorar y cuidar a sus animales. Para él, trabajar con caballos es más que solo una labor, es una pasión que le brinda inmensa satisfacción.

El caballo costarricense de paso es un orgullo para Costa Rica y para Calán. Su amor por estos animales ha dejado una huella en su alma y ha convertido al criadero en un referente a nivel mundial.

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