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¿Cómo duermen nuestros caballos?
Los caballos necesitan un tiempo de reposo y descanso para recuperarse, al igual que los seres humanos. La forma en que duermen puede depender de su entorno. Por ejemplo, los caballos que viven en espacios reducidos no suelen tener un descanso adecuado, ya que no se sienten cómodos para tumbarse o tienen miedo de no poder levantarse. Por otro lado, los caballos que viven en paddocks o cuadras amplias pueden descansar de manera más adecuada. Es importante que intentemos que el entorno de nuestro caballo se asemeje a su vida en libertad, para que puedan descansar mejor.
Hay tres formas en que un caballo puede dormir:
- Durmiendo de pie: el caballo se apoya en tres de sus miembros, alternándolos para descansar adecuadamente. Su cuerpo está relajado, con el cuello un poco bajo y las orejas en una posición relajada. Sus ojos están cerrados y sus labios sueltos. Esta posición indica que el caballo está durmiendo.
- Posición ventral: el caballo se apoya con su vientre en el suelo y sus patas dobladas. Esta posición también indica que el caballo está descansando y puede apoyar el morro en la viruta.
- Tumbado completamente: esta posición es cuando el caballo se tumba completamente en la cama, estirando sus miembros. El caballo está completamente relajado y sin peso en sus patas. Es una posición en la que el caballo está descansando plácidamente.
¿Nuestros caballos nos tienen cariño?
Creo que no es tanto cariño, sino confianza. La relación con nuestros caballos se basa en que ellos nos vean como líderes, al igual que en una manada de caballos en libertad. La idea es que ellos se sientan cómodos y confíen en nosotros, al igual que nos sentiríamos nosotros con una persona de confianza.
Es importante recordar que los caballos son animales de manada y buscan jerarquías. Para establecer una buena relación con ellos, debemos ser justos y tener una comunicación clara y amigable. No debemos castigarlos constantemente, sino reforzar en positivo cuando hacen las cosas bien. La confianza se construye a lo largo del tiempo, y es un proceso en el que ambos, caballo y jinete, deben confiar el uno en el otro.