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Hoy vamos a hablar sobre el desbrave de un potro. Quiero aclarar que vamos a hablar específicamente de cómo se desbrava en nuestra opinión, ya que cada criadero y jinete tiene su propio enfoque y estilo.
Estamos viendo...
El primer contacto con la madre
El proceso de desbrave comienza desde el primer contacto que tiene el potro con su madre. Hay tres aspectos clave en este primer vínculo: el olor, el sonido y el contacto físico. El potro reconoce a su madre por su olor, el relincho que emite y los lamidos que le da para limpiarlo.
En nuestra yeguada, intentamos replicar estos tres aspectos para ganarnos la confianza del potro. Hablamos con él en un tono cálido y tranquilizador, nos acercamos lentamente para que pueda olernos y nos aseguramos de que tenga un primer contacto físico agradable. Una vez que logramos establecer esta confianza, podemos comenzar a trabajar con él.
El primer contacto con otros objetos
Después de ganarnos la confianza del potro, comenzamos a introducirle diferentes objetos y complementos que va a utilizar en el futuro, como la cincha y el sudadero. Le dejamos olerlos, tocarlos y finalmente los colocamos sobre él, para que se acostumbre y vea que no representan ninguna amenaza. También trabajamos con la cabezada y el ramal, enseñándole a aceptar la presencia de estos elementos y a caminar a nuestro lado con ellos.
El proceso en el box
Una vez que el potro cumple los cuatro años, comienza la siguiente etapa del desbrave. En esta fase, el potro ya está estabulado en el box y ha perdido su vínculo total con su madre. Aquí, entramos en escena nosotros como jinetes.
Primero, nos aseguramos de que el potro esté acostumbrado a nuestra presencia en el box, ya que ya estamos acostumbrados a realizar tareas de cuidado diario. A continuación, le acariciamos y le limpiamos con suavidad para que se acostumbre a nuestro contacto físico. También trabajamos con las manos y los cascos, enseñándole a ofrecernos sus patas y a levantar los cascos para facilitar el trabajo del herrador.
Es importante hacer todo este trabajo de forma gradual y suave, para evitar que el potro desarrolle miedos o traumas que puedan afectarlo en el futuro. También es crucial establecer una base sólida de confianza y buenos hábitos en el potro desde el principio.
Introduciendo la montura y la brida
Una vez que el potro ha asimilado todas estas etapas anteriores, llegamos al momento en el que introducimos la montura y la brida.
Empezamos con una cincha suelta y un sudadero para que el potro se acostumbre a la presión en su tórax y al peso en su dorso. A medida que acepta estos elementos, comenzamos a ajustar la cincha de forma suave y gradual. También trabajamos con la cabeza de cuadra, cepillando al potro con suavidad y enseñándole a aceptar el contacto en diferentes partes de su cuerpo.
Una vez que el potro está cómodo con la montura y el sudadero, comenzamos a trabajar con la cuerda, haciendo ejercicios de cuerda al paso dentro del box. También practicamos transiciones y paradas, siempre reforzando el buén comportamiento con caricias y palabras de aliento.
La fase de montar al caballo
Cuando vemos que el potro ya se siente seguro y cómodo con la montura y la cuerda, llega el momento de montar al caballo. En esta etapa, el jinete sube al potro y comienza a trabajar con él en el paddock o en una pista cerrada.
El jinete continúa trabajando con la cuerda al paso y al trote, haciendo círculos y transiciones. Es importante que la persona que está a cargo de la cuerda siga presente en el centro de la pista para proporcionar seguridad al potro. A medida que el potro se familiariza con la presencia del jinete, se va acostumbrando a las ayudas y los movimientos del jinete sobre su espalda.
Una vez que el jinete tiene el control y el potro se siente cómodo, es posible sacar al caballo a la pista grande y empezar a trabajar en la doma propiamente dicha. La comunicación entre el jinete y la persona a cargo de la cuerda se vuelve aún más importante, ya que deben coordinar sus acciones para guiar al caballo de manera adecuada.
En resumen, el proceso de desbrave de un potro es lento y gradual, basado en el establecimiento de confianza, el respeto y la comunicación entre el potro, el jinete y la persona que está a cargo de la cuerda. Es importante tener en cuenta que cada caballo es único y puede asimilar el proceso de manera diferente, por lo que es necesario adaptar el enfoque a las necesidades individuales de cada animal.
Gracias por acompañarnos en este artículo y los espero en el próximo contenido. Si desean seguir aprendiendo sobre el mundo de los caballos, les invito a leer otros artículos de nuestra página web para estar al día y profundizar en este apasionante tema. ¡Un saludo a todos y que tengan un excelente día!